Una pregunta que me hacen a menudo es si es lo mismo entrenar en un gimnasio que entrenar en casa.  Y es un tema que se merece su espacio, porque como todo en la vida, cada punto de vista tiene sus ventajas y desventajas.

Empiezo por contarles que yo nunca he “entrenado” en un gimnasio.  No sé bien por qué… Vamos a echarle la culpa a mi mamá que se compró los videos de Jane Fonda en los 80 y me ponía a hacerlos con ella. Y de ahí pa lante como que me sentí cómoda haciendo ejercicio en la sala de mi casa, con videos, juguetes, ropa bastante des-combinada (que he tratado de mejorar) y muchas ganas, eso sí.

Y es que el entrenar en casa o entrenar en un gimnasio depende básicamente de esto: de las ganas que le pongas. Es decir, ninguna de las dos opciones te la va a poner fácil. Para lograr resultados tienes que moverte, ir al gimnasio o mover las cosas en la sala de tu casa, y tienes tú que hacer el trabajo.  Sin ánimo, no importa que estés en el gimnasio  más moderno del mundo o que tu gimnasio casero se parezca a el de las Kardashian. Si no sudas, no ganas.

Ahora la elección de hacer ejercicio en casa o en un gimnasio puede depender de varias cosas:

-Tu tiempo: En ambos casos necesitas tiempo. Y lo tienes que hacer tú. Nadie tiene de sobra para que te regale un poquito así que te toca a ti apretar los pantalones. Si por ejemplo eres de las que en la mañana se puede escapar un rato, o a la hora del almuerzo, temprano en la mañana o al final de la jornada, y tienes el gimnasio cerca -esto es súper importante- esta es una buena opción para ti. Digo que debes tener el gimnasio cerca o de tu casa o del trabajo porque si te queda a una hora en carro, olvídate del cuento que cuando las cosas se pongan difíciles de horario, vas a abandonarlo.  Por otro lado si no tienes ni medio gimnasio cerca y estás apretadísimo de tiempo, el entrenar en casa puede ser una buena opción. Puedes hacer un poco de tiempo a primera hora de la mañana, cuando tu bebé esté durmiendo la siesta, en vez de ver Greys Anatomy (¡y como para qué si esa serie es malvadísima con el corazón de uno!) en fin, tú puedes manejar el tiempo completamente a tu conveniencia.

-La inversión: Si bien entrenar en la casa puede ser más económico, igual tienes que comprarte “tus juguetes”. Eso es lo que yo recomiendo para ver cambios reales. Claro que puedes encontrar grandes resultados con poco, haciendo ejercicios con tu propio peso y simplemente corriendo (casi cero equipo involucrado) pero para ver resultados de verdad, poder lograr mayor progresión, cambiar de entrenamientos y todos esos etc., tienes que comprar equipo. No tiene que ser un multifuerza pero si discos de pesas intercambiables, ligas de resistencia y algo con lo que puedas hacer cardio.  Esto puede ir desde una bicicleta estática hasta una cuerda para saltar. Y si compras un equipo inteligentemente, son muchas las cosas que puedes lograr. Lo que debes alejarte es de comprar esas máquinas mágicas “Telecompra 2015” que prometen abdominales de hierro con sólo 10 minutos de trabajo o comprarte una elíptica que vas a prometer usar pero queda como un perchero horrible en la sala de tu casa. En cambio si te inscribes en un gimnasio, aunque pagues todos los meses, te puedes olvidar de dejar esas pesas regadas por la casa y dedicarte a sudar con un equipo que tienes que cuidar, pero no es tuyo. Además puedes encontrar más equipo, máquinas modernísimas, más pesas, etc. ¿Cuál es la desventaja? Que si quieres hacer piernas seguro hay otras personas que están entrenando ese grupo muscular y tendrás o que acomodar tus horarios y entrenamientos o esperar a que suelten la máquina. Por supuesto, jugar con tu entrenamiento es la mejor opción y no quedarte como un gafo esperando hooooras a que otro termine con su set. Otra ventaja de los gimnasios es que para entrenamientos realmente pesados,  se pueden hacer con mayor seguridad, por el equipo que existe y por el personal adecuado con el que cuentan estos establecimientos. Es decir, hacer un press de pecho en banca con 80 kg es un poco más fácil si lo haces en un gimnasio, en un banco adecuado y con alguien que te eche un ojito Just in case.

-Tu forma de ser: Claro que esto tiene que ver. Hay gente que simplemente en la casa se descontrolan. Tienen demasiadas alarmas, demasiadas cosas que le llaman la atención, demasiada familia, demasiado “mami y dónde está mi uniforme” para poder concentrarse. También gente que simplemente se cansa de ver las mismas cuatro paredes y necesitan ese empuje de ver a otros sudando, dándole duro, a muchos les encantan las clases grupales porque se sienten llenos de energía, todo ese rush que significa el gimnasio para darse ánimos. O justamente eres todo lo contrario, quizás te da más cosita que te vean, no te gusta sentirte expuesto, no te molesta ver videos donde tienes cero interacción con la persona (todavía la tecnología no ha llegado al punto de que hables con los videos de ejercicio, aunque he visto a más de uno que habla con la TV), simplemente te parece un acto casi íntimo que quieres disfrutar tu solito. Buenísimo. Ambos casos son buenos y también, ambos necesitan de tu esfuerzo para lograr que ese momento de ejercicio sea único, para ti, tu regalo pues. Es tu trabajo encontrar cuál es tu nicho.

Entonces, es uno mejor que otro, no lo creo. Depende de tus objetivos, de tu tiempo, comodidad y forma de ser. Como dije en un principio, el trabajo lo tienes que hacer tú y los resultados vienen de la mano de tu esfuerzo. Mide tus pros y contras y saca las excusas de la ecuación. Vas a ver como así es más fácil llegar a la meta.

 

 

 

*Imagen destacada cortesía de: pixabay.com

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