Ya que el de exceso de proteínas también se encuentra directamente relacionado con la aparición del sobrepeso y la obesidad, cada vez más común en la infancia y que comienza a aparecer con más frecuencia en el periodo conocido como de rebote adiposo (6 a 7 años).

Los niños comen mayor cantidad de alimentos proteicos (lácteos y carnes, principalmente) de lo que sería recomendable. Hay que tener en cuenta que ingerir proteínas animales en exceso implica un aporte mayor de calorías, grasas saturadas, colesterol y sodio (sal).

Las proteínas que sobran se transforman en grasa, que se almacena como células (adipocitos). Cuando somos pequeños se forman estos adipocitos, cuantos más formemos, más probabilidad de sufrir sobrepeso u obesidad en la edad adulta.

El exceso de proteínas en la dieta, también:

No se trata de eliminar las proteínas, tan importantes como los otros nutrientes,    para el crecimiento, sino de ofrecerlas según el requerimiento.

Un niño sano, de dos o tres años de edad, necesita 1200 a 1300 Kcal al día. Las proteínas deben aportar el 10-15% del total de calorías, lo que equivale a 130-195 calorías. Si un gramo de proteínas aporta 4 calorías, el consumo de proteínas no debe superar los 40 gramos/día. Más exacto es calcularlo según el peso del niño, siendo la recomendación de 3,5 gramos por kg de peso por día.

Contenido de proteínas de alimentos de consumo frecuente:

1 vaso de leche (200 ml) = 6.2 g de proteínas.

1 yogur (125 g) = 4.6 g de proteínas.

1 rebanada de queso de 30 g = 3.6  g de proteínas.

Una rebanada de  jamón de  30 g = 5.6 g de proteínas.

Un huevo = 8 g de proteínas.

100 g de carne (cerdo, res, pollo) = 20-22 g de proteínas.

100 g de pescado = 20-22 g de proteínas.

100 g de frutos secos = 15-20 g de proteínas.

100 g de pasta boloña = 12 g de proteínas.

100 g de lentejas con arroz = 30 g  de proteínas.

¿Cómo podemos mejorar la cantidad y la calidad de las proteínas que comen los niños?

Ofreciendo proteínas de alto valor biológico o proteínas completas, que pueden ser de origen animal (huevo, carnes, pescado) o combinando proteínas de origen vegetal; si en una comida se mezclan granos (leguminosas como caraotas, lentejas, arvejas, entre otros), arroz y vegetales, las proteínas se complementan y tienen un valor biológico equivalente al de la proteína animal.

Para los niños más grandes, también se puede ofrecer proteínas de alto valor biológico ofreciendo granos, con cereales (arroz) y frutos secos (almendras, maní, nueces).

El uso de estos suplementos proteicos puede ser utilizado en casos muy específicos, por períodos cortos, indicado por profesionales certificados en nutrición, nunca automedicados.

Referencias:  

Rolland-Cachera M, Deheeger M, Maillot M, Bellisle F. Early adiposity rebound: causes and consequences for obesity in children and adults International Journal of Obesity (2006) 30, S11–S17.

López- Luzardo M. Las dietas hiperproteicas y sus consecuencias metabólicas. Anales Venezolanos de Nutrición 2009; Vol 22 (2): 95-104.

Hidalgo M, Güemes M. Nutrición del preescolar, escolar y adolescente. En:http://www.pediatriaintegral.es/wp-content/uploads/2012/03/Pediatria-Integral-XV-4.pdf#page=52.