Muchos de nosotros nos colocamos resoluciones para este nuevo año que tienen que ver con cambios físicos, mejorar ciertas partes de nuestro cuerpo o estar más activos físicamente. Sin embargo, sabemos que gran parte de los que se colocan esa meta no la mantienen, ya a mediados de año la han abandonado quizá.

Siempre he mantenido un dicho: “lo que surge desde el impulso se cae por su propia fuerza”. Si creemos que comenzar rápido será lo que asegurará mantenernos, seguramente terminaremos cansados y frustrados. Una vía más duradera sería establecernos metas que respondan verdaderamente a lo que deseamos hacer.

Quizás no queramos comenzar el gimnasio y decimos que “deberíamos”, pero clases de zumba o yoga sí nos animaría más. Los “debemos” deben responder a nuestras decisiones y estas decisiones a la consciencia de nuestros deseos, todo eso para que a mediados de año no hayamos dejado el camino por la mitad.

Los ‘debería’ se pueden convertir en obsesiones y comenzamos a querer ver resultados rápidos e inmediatamente. Quizá nuestra at22ención se dirija únicamente a la mejora del cuerpo y dejamos de alimentar otras áreas igualmente importantes. Comenzar terapia, por ejemplo, es un buen complemento para todo entrenamiento físico, te permite estar en sintonía con lo que necesitas mejorar interna y externamente, vas soltando los deberías y te vas acercando más a las actividades que te generen tranquilidad y satisfacción.

Es más saludable que la dieta o el ejercicio que inicies sean una opción y no una necesidad. Recuerda que el ser saludable es una cuestión de actitud. Muchos vacios se llenan con comida o se llenan de “arreglos a nuestros cuerpo” y así nos vamos adentrando a un círculo vicioso de mucha frustración.

Cuando aprendamos a vivir con nuestras decisiones de mejoramiento físico, mejorarás todas tus relaciones; la relación contigo, con tu cuerpo, con la comida y con los demás, te lo aseguro.

Encárgate de que estas resoluciones físicas estén basadas en una realidad práctica que se acerque a tu personalidad y a tu satisfacción personal. De este modo alejarás la frustración y la culpa del “no cumplir”. En primer lugar cúmplete a ti mismo.

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