Pronación, supinación y pisada neutra dime de qué forma pisas y te diré cómo te afecta cuando corres
11:09 a.m.¿Eres más de pronación o de supinación? La forma en la que pisamos es importante para nuestro bienestar, especialmente cuando corremos. Conocer nuestra pisada puede ser importante a la hora de hacer deporte.
Hoy echamos un vistazo a esta cuestión, tratando de entender cómo afecta nuestra manera de correr a nuestra salud diaria. ¿Podemos saber fácilmente de qué tipo somos? Sí, y también qué consecuencias podría tener.
¿Pronador, supinador o neutro?
La pronación del pié es un movimiento natural que en el que el peso del cuerpo se desplaza hacia el interior del pie aplanando el arco plantar, conocido coloquialmente como "puente". Este movimiento se hace inconscientemente como una forma de amortiguar la pisada.
Por el contrario, la supinación desplaza el peso del cuerpo hacia el exterior del pie, arqueando las piernas ligeramente hacia afuera. Además, también está el pie neutro, el cual no se inclina apenas hacia ninguno de los lados.
En general, podemos decir que la pisada neutra, con apenas un desplazamiento de entre uno y tres grados, es la mejor, especialmente si corremos. Sin embargo, la pronación suele ser más normal y pronunciada en corredores. La supinación es más rara, y no tan exagerada, aunque sí que puede terminar en problemas importantes, especialmente en corredores, quienes son más propensos a esguinces.
Para descubrir de qué tipo eres, lo mejor es acudir a un especialista. No obstante, se puede tratar de descubrir en casa filmando nuestra pisada, corriendo y andando, o revisando nuestras zapatillas, que son un gran testigo. Si la suela se desgasta por la cara interna tenemos muchas razones para pensar en pronación, y si lo hace por la externa, supinación.
Las consecuencias de pisar mal
Tener una pisada supinadora o pronadora no tiene, en sí mismo, por qué ser malo. Depende, más bien, de lo pronunciada que sea la pisada. Así, la hiperpronación, de más de 10 grados de divergencia con la dirección de la pierna, nos puede dar muchísimos problemas a la larga. Lo mismo ocurre con la hipersupinación.
Según la literatura anatómica científica, el pie pronador tiene más tendencia a generar problemas, normalmente a medio y largo plazo, aunque también a corto, en lesiones deportivas de las que ya hemos hablado en otras ocasiones.
¿Qué problemas puede dar un pie pronador?
Entre los problemas no asociados al deporte directamente podemos encontrar la fascitis, que consiste en la inflamación del haz muscular de la planta del pie, provocando un dolor importante a la hora de pisar; también provoca otros problemas a nivel tibial o, incluso, en el menisco. Puede promover la condromalacia y la deformación ósea.
Por último, afecta a la estructura de la espalda, pudiendo provocar o intensificar una mala postura que terminará en escoliosis o rectificación. Esto se debe a que la pronación tiende a forzar la contractibilidad muscular y ligamentosa. Esto provoca una postura forzada.
La rodilla, como decíamos, es otras de las partes afectadas debido a que no tiene mucho margen de maniobra. La pronación no siempre es mala, hay que tenerlo claro. De hecho, es mucho más común de lo que parece. Eso sí, en el caso de que sea muy pronunciada, de más de ocho grados de forma común, es importante comprobar el estado de la pisada para evitar problemas futuros.
¿Qué problemas presenta el pie supinador?
La supinación excesiva termina, como ocurre con la pronación, con numerosas probabilidades de lesión y molestias a largo plazo. Como decíamos, entre estas resalta la enorme posibilidad de lesionarnos en la carrera. Pero no es lo único.
El pie hipersupinador tiene tendencia a sufrir una talalgia, un dolor en el talón que suele ir acompañado de incomodidad para estar de pie y hasta la posible aparición de un espolón calcáneo como consecuencia continuada de la mala pisada. También suele propiciar la sobrecarga del gemelo y, con el tiempo, un dolor cervical intenso.
Esto último se debe al esfuerzo que hace la columna para compensar una posición forzada, en la que se pone mucha carga descompensada en la espalda, que arrastra este esfuerzo a otras partes de la musculatura.
Pie valgo o varo: manifestaciones de una pisada incorrecta
La tendencia a caminar con los pies "hacia adentro", o un pies valgo, así como la tendencia a hacerlo "hacia afuera", o un pie varo, son manifestaciones claras de una pisada pronadora o supinadora. Estos pueden asociarse, además, a un pie aplanado o un pie cavo, con mucho puente, normalmente relacionados con una pisada pronadora y supinadora.
En general, si se observa a simple vista, probablemente estemos ante un problema potencial que deberíamos revisar. El problema de este tipo de pisadas es que sus peores consecuencias dan la cara a la larga, y normalmente lo hacen afectando a la espalda o el sistema motor.
Esto hace más complicado saber si la razón de un dolor de cervicales, por ejemplo, proviene en realidad de lo mal que estamos pisando. Por ello, es conveniente no olvidarnos jamás de que nuestros pies soportan todo el peso de nuestro cuerpo.
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Imágenes | Unsplash
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