Calentamos el horno a 180º. Engrasamos ligeramente la base de una fuente para horno. Espolvoreamos unos granos de sal y encima colocamos la cebolla cortada en juliana más bien fina. Sobre ésta ponemos las patatas peladas y cortadas en triángulos y sobre el conjunto la costilla salpimentada con la cara del hueso hacia arriba, la parte con menos carne.

Echamos por encima el vaso de vino blanco mezclado con una cucharadita de aceite y horneamos durante unos 30 minutos. Damos la vuelta al costillar y dejamos que se hornee hasta que la carne esté dorada, unos 50-60 minutos más, dependiendo de lo carnuda que sean las costillas.

Cada cierto tiempo regaremos la carne con el jugo que suelta para que no se reseque. Una vez la carne está en su punto la retiramos a un plato o bandeja con un poco de jugo por encima, y tapamos bien con papel de plata para que no se enfríe.

Echamos el azúcar moreno espolvoreado por encima de la cebolla y las patatas y horneamos a 200º durante unos 10 ó 15 minutos más, hasta que la cebolla y las patatas estén doradas y caramelizadas. Notaremos como el jugo también ha reducido.

Cuando esté lista la guarnición, apagamos el horno, colocamos el costillar de nuevo encima y dejamos que el conjunto se caliente unido unos cinco o 10 minutos. Este paso nos lo saltamos si la carne no se ha enfriado. Servimos inmediatamente.

Con qué acompañar un costillar de cerdo asado con cebolla y patatas

La receta de costillar de cerdo asado con cebolla y patatas se toma como plato único. Si acaso podemos acompañarla de puré o mermelada de manzana y una buena ensalada mixta. Para tomar nada mejor que un vino blanco, si estamos en verano como ahora, bien fresquito.