¡Saben que amo la mantequilla de maní! Por muchas razones: es supersaludable y deliciosa. Es alta en proteína, dos cucharadas de 15 ml (esas de repostería) de mantequilla de maní natural tienen 8 g de proteína. Además, es alta en fibra y baja en carbohidratos netos; es de carga glucémica baja y alta en grasas buenas y antioxidantes. Es una merienda ideal para mantener el apetito y los niveles de insulina bajo control.

Se hace muy fácil, solo debes colocar en una buena licuadora o procesador el maní natural tostado, y agregar un toque de canela y stevia si te gusta dulce. Si consigues el maní crudo, que se ve como blanco, solo lo horneas hasta dorar. Lo licúas como por dos minutos, con paciencia, apagas la licuadora cada 30 segundos, pasas lo del fondo hacia arriba y vuelves a licuar. El maní es de los frutos secos más suaves y con el que se pasa menos trabajo haciendo la mantequilla, no necesitas añadir más nada. Al licuarlo suelta su propio aceite, así que no tienes que agregar grasa adicional ni agua.

Como es un alimento densamente calórico y alto en grasas buenas no puedes abusar en la cantidad: no más de 2 cucharadas de 15 ml, ¡tranquilo, que te deja satisfecho! Es una buena porción. Puedes merendar dos cucharadas en la tarde y más nada, y si lo quieres combinar con algo, por ejemplo, con un batido de proteína, sería entonces una sola cucharada + el batido; si quieres merendarlo en la mañana, entonces sería una cucharada + una pieza de fruta, por ejemplo, una mandarina, un cambur pequeño, una manzana o una taza de alguna fruta picada.

Puedes guardar la mantequilla de maní bien tapada en la despensa o en la nevera, da igual. Esto puedes hacerlo con otros frutos secos como almendras, avellanas o merey. Pero, el maní es de los más económicos y de los que contienen más proteína.

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