Algunos estudios revelan aunque el mundo científico no se ha pronunciado unánimemente al respecto, que algunos procesos como la homogenización de la leche, cambian las propiedades del calcio saludable en su estado natural, y lo hacen proclive a adherirse a las paredes de las arterias y las válvulas del corazón, afectando negativamente la salud.

Nuevamente, insistimos, lo más sano es ingerir productos naturales, no afectados por procesos ni preservantes industriales.

Debemos ingerir grasas sanas que contienen ácidos grasos esenciales presentes en su forma natural no procesada (grasas saturadas, poli insaturadas y/o monoinsaturadas). Estas grasas están presentes en aguacates, aceitunas u olivas y en su aceite extraído de forma mecánica en frío.

Recientes estudios recomiendan el aceite de coco y desechan otros que se creían sanos como los de soya y girasol. Semillas y nueces deben de ser incluidas por ser fuente sana de grasas Omega 3. Algunos pescados aceitosos principalmente con escamas y con menos cantidad de mercurio presente, son mero, pargo, dorado, sardinas, lisa, atún, salmón, arenque y trucha entre otros, son importantes para la salud del hígado y la vesícula biliar.

 

 

*Aquí está disponible la primera parte de “Nutrición para un hígado sano”.

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