“Adaptación, acoplamiento y conexión las tres aliadas necesarias para un verdadero encuentro con el otro.” Joicie Castillo

Hoy es un momento especial, también lo puede ser para ti y es especial, porque así lo deseo, lo estoy concibiendo sin amarrarme a mis expectativas, simplemente  soltando el control y permitiendo que fluya todo de manera natural.

En ese fluir día a día, se dan encuentros entre personas, muchas veces no los notamos, no lo esperamos, nos parece común o muy inapropiados, pero encuentro es encuentro y de eso está llena la vida, nuestras redes se conectan a partir de ellos.

El encuentro humano puede resultar maravilloso para las personas empáticas, auténticas y naturales, las ves sonreír con facilidad, conversar sin detenerse, su postura corporal erguida muestra esa seguridad ante el otro y el tiempo se pasa volando. En cambio, puede resultar muy estresante para aquellas personas inseguras, para las que tienen un alto sentido de la autocrítica y se viven saboteando hasta sus diálogos internos, su pensamiento puede ir y venir, diciéndose: “soy aburrido/a, mala compañía, no soy capaz, no sé de qué me habla”, su postura corporal variará, se encorvará, cerrará sus brazos, se tapará los labios, en fin no está abierta a un encuentro con los otros de forma espontánea.

Ahora bien, para aquellos que están conscientes del poder del ahora, de vivir en el presente, aprovecharan cada encuentro porque saben que esa persona que está frente a ellos, viene a entregarles algo, no es algo físico, vienen a enseñarles, a intercambiar información de una forma que quizá usted hoy no entienda, no se da el permiso o no tiene la apertura para recibir.

Para darle un nuevo enfoque a tus encuentros te dejo estas recomendaciones:

• Todo encuentro te aportará algo
• No importa el mensajero, lo valioso es el
• Comunícate de manera coherente con tus pensamientos y creencias, adáptate a la manera de ver los otros una situación. Tu verdad no es absoluta.
• Acopla tu gestualidad con la otra persona.
• Conéctate con su discurso, para ello la mejor aliada es la escucha activa.

Encontrarse en los ojos del otro, en las palabras del otro, en la historia de esa persona que llega a ti, es como dice Borges en su poema “Táctica y estrategia” es quererlos como son, respetando su historia, su manera de ser y estar, construyendo desde a través del lenguaje un muro indestructible, desde el respeto para no vendernos simulacros.

Arriba los encuentros con propósitos en nuestras vidas.

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